Pequeñeces

02 agosto 2007

Mas Historia

La mayor parte de mi infancia, la conviví con mi familia paterna, puesto que en mi familia materna, luego de la muerte de mi abuela tres meses después de que nací, y en años anteriores habían ciertos problemillas entre mi Mamá y su familia. así que la razón, no es muy clara para mi, aún en estos días. Se que mi abuelo se separó de mi abuela antes de su muerte y había formado otra familia y mi madre había tomado el bando de mi abuelo puesto que ella, al ser la mayor vivió los problemas de sus padres y en cierto sentido al estar mi madre ya casada entendió las razones que tuvo mi abuelo para separarse. Aún hay controversias entre las hermanas de mi Mamá y ella acerca de esto, pero no lo toman tan a pecho como antes, en fin... seguro luego les contaré en otra parte.

De lo que recuerdo de de esta época de mi niñez es que mis abuelos se estaban mudando de casa, a una más pequeñá puesto que tenían una cuasi mansión con un terreno enorme atrás dónde mi abuelo sembraba maíz, frijol y otras legumbres, había una higuera, un aguacate y varios limoneros, guayabos, y creo que hasta un manzano. En esta casa había un pozo de agua en el que mis primos -mucho más grandes que yo- el más chico me lleva como 8 años y el más grande bien pudo haber sido mi padre, y dos de ellos vivían permanentemente con mis abuelos y de hecho están registrados como hermanos de mi padre puesto que mi Tío Chuchín (Jesús Antonio) los tuvo antes de cumplir los 20 años, con la que entonces era la sirvienta de mis abuelos para que luego se casaran y en total fueran 5 hijos, todos hombres, en orden de edad, Sergio, Carlos, Alfonso, Enrique y Mario... Los que vivían con mis abuelos eran Sergio y Carlos mientras que los otros vivían en Tala, Jalisco con la nueva esposa de Mi tio puesto que Amparo, la mamá de todos ellos habia fallecido un poco antes de que yo naciera.

En fín, en esta casa, la casa del parque, había una ardilla que se llamaba kissinger, en honor al entonces presidente de los Estados Unidos Henry K. había un pastor alemán que en una ocasión recuerdo que estaba enfermo y en uno de los fines de semana mi abuelo, me dijo, ven para que curemos a .... no me acuerdo del nombre del perro, le pidió a Sergio que le trajera la pistola de mi abuelo y me dijo, quédate aquí en la entrada, y Mi abuelo y sergio entraron en el cuarto donde se guardaban todas las herramientas y esas cosas que era dónde dormía el perro en una cama de paja que había hecho mi abuelo para el perro, y de repente, PUM! un balazo, y yo salí corriendo con mi abuelo y le pregunté que había sido ese sonido y ella calmadamente me dijo, no te asustes, pusieron a dormir a ...... (el perro) y ahora no vá a sufrir más.... Ni si quiera había entendido que lo habian matado, hasta que vi a mis primos ha
cer un hoyo cerca de la higuera para enterrarlo.De la ardilla que les conté me acuerdo que alfonso me llevava la mano a la reja para que me mordisqueara, pero aveces la ardilla se ensañaba y me mordía fuerte a lo que siempre me negaba a verla de cerca, creo que esa ardilla se le escapó a mi abuelo mientras le daba de comer.

Luego que mataron al perro, tardó un tiempo que hubiese perro en la casa de mis abuelos y en el verano me entretenía en el gallinero levantando los huevos para luego desayunarlos, cosa que mi abuela siempre me despertaba temprano para hacer esto. también me acuerdo es que mi abuelo me daba un bote con moscos para darle de comer a los patos, cosa divertida el ver como comían puesto que si sabrán, al caer los moscos al agua, los patos los toman de ahi chapoteando el agua y haciendo que me mojara, cosa que para un niño le divierte. él se enojaba por que a veces les ponia de más y siempre me decía, solo una taza. pero casi siempre eran más de dos. Un día, mi abuela sacó del horno unas jericallas gigantescas y en el acto me senté a comer una de ellas, y me supieron un poco fuera de lo normal, y le dije, Mamá Luz, así le decíamos, esta jericalla sabe medio raro, que pasó? Ah! me dijo, estas son especiales, y más grandes y más amarillas porque las hice con huevos de pato, casi me vomito y no pude seguir comiendo la bendita jericalla.Poco antes de que se confirmara la mudanza de esta casa, alguién llevó a la casa al nuevo perro de la familia, una perra de raza San Bernardo, ya crecida, que se llamaba Lulú, y a mis primos les fascinaba que jugara con ellos pelota en especial con esta perra alrededor, puesto que cuando me pasaban la pelota que la perra estaba obviamente perseguía, y al momento que yo tomaba la pelota la perra se me echaba encima y me comenzaba a lamer toda la cara, y a mis primos esto les divertía de sobremanera por que empezaba a gritar de pavor por tener a tamaño animal arriba de mi y lamiendome toda la cara, y solo se oía el grito de cualquiera de mis abuelos, agarren a esa perra y cuiden a ese niño, lease...., yo.

0 comentarios: